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Mostrando entradas de noviembre, 2004

Mentiras

Ya estoy más tranquilo, aunque perplejo de la paranoia que ese individuo va acumulando lentamente. La política así expresada es capaz de sacar lo peor de las personas, porque es imposible usar de la razón con quien sólo se aprovecha de las lecciones bien aprendidas de los gurús de la mercadotecnia y la gestión: insiste, insiste, no te apartes ni un ápice de las bondades del producto, usted necesita este producto. Aznar es así como uno de esos vendedores puerta a puerta de los años 60, convencido hasta la ceguera de las bondades de su producto, sabedor de su espantosa dependencia de ese producto: si no lo vendes, no comes, no mantienes a tu familia. Tal vez lo más triste sea la situación de las personas que puedan creer de buena fe que Polanco, Gabilondo, ZP y mi ex cuñado (que me mandó un pásalo el 13 de marzo), entre otros muchos (yo leía en internet los boletines de BBCNews y mandé un par de pásalos, así que también soy culpable) se reunieron en la Gran Vía para acabar con 191 person

Aznar miente

Esto es un desahogo, sin más explicaciones. No hay ni análisis ni razonamientos. Aznar miente. Hay que meterlo en todas las webs, en todos los correos, en todas partes. Aznar miente. Hay que incrementar los resultados de google cuando alguien teclee esas dos palabras. Que se asocien para siempre. Ya ha conseguido lo que quería, pasar a la historia: Aznar, mientes. Mentiste entonces y mientes ahora. La verdad es sencilla y limpia: Aznar, mientes.

Apasionante (III)

Aunque sea del gremio, me asquean los medios. Hoy, El Mundo , en la sección local se llenan la boca y las páginas con la violencia contra las mujeres. Pocas páginas más allá, un pie bajo la fotografía de una chica en brazos de un bombero: «Mireia mostró sus cuartos traseros durante el descenso». Eso, y lo siento por quienes trabajan allí, es El Mundo en estado puro, con y sin cursivas, de los medios de comunicación. Y la solemnidad por cualquier tontería política. Mientras, los datos: las familias ya están endeudadas más de lo que pueden ganar. Moratinos, aguanta, que ya se cansarán.

Apasionante (II)

Pero en cuanto a los medios de comunicación, Moratinos ejemplifica también lo que son al desnudo. (Y da igual la ideología del medio, todos son iguales, sólo varía el sesgo.) Primero en el hecho de que se han convertido en máquinas de colocar titulares, cuantos más mejor y siempre nuevos, día tras día, página tras página. Después dando qué comentar a docenas de popes ávidos de poder decir algo nuevo cada día. Y nadie -nadie- es capaz de escribir algo sensato todos los días y una buena cantidad necesitan una semana, plazo razonable. Todo se desarrolla a una velocidad que incapacita para el más mínimo análisis o reflexión. Pierre Bordieu explica mejor que yo este fenómeno y la perversión intrínseca de los medios, los expertos y los periodistas. (Y también Rafael Sánchez Ferlosio.)

Apasionante (I)

Mira que me cabreó hace muchos años el final del Gobierno de Felipe González. Pero Aznar primero y ahora ZP me han devuelto la pasión por este rollo absurdo y disparatado que es la política profesional. No como en los periódicos, con una solemnidad descacharrante, sino como una profunda y sana diversión. Moratinos, por ejemplo. Si yo me dedicara profesionalmente a escribir lo que se me ocurra (o sea, si fuese un pope del periodismo, algo que, en el fondo, todos queremos ser y las bitácoras nos permiten) Moratinos ejemplifica todos los males, tonterías, grandezas y miserias de la política y el periodismo. Es el paradigma, el ejemplo supremo. Moratinos, al que por razones personales tengo en muy alta estima, tanto personal como profesional, lleva meses aguantando mentiras, descalificaciones y, sobre todo, mala fe, de los medios de derechas, directa e indirectamente, bien por la política exterior española, bien por sí mismo. No sé (porque la diferencia entre un pope del periodismo y yo es

Hipotecas

No es la primera vez que me llama la atención algún titular referido al mercado inmobiliario. Y los signos de alarma se multiplican. El banco Barclays ha advertido de la posibilidad de una caída de los precios de la vivienda en el Reino Unido. Allí también la burbuja inmobiliaria y el endeudamiento de las familias van parejos. Pero hay algo que me preocupa. No hace mucho más de 30 años (lo recuerdo todavía) el Reino Unido cambió su moneda para adecuarla al sistema métrico decimal. El cambio, bastante menos traumático que el del euro, trajo no obstante un claro ascenso de la inflación y muchos problemas para la clase trabajadora, porque entonces, como hoy, la crisis del petróleo contribuyó al encarecimiento de bienes y servicios. Aún estoy por leer (y de verdad que me gustaría) algún análisis comparativo de aquellos tiempos y éstos). Porque el impacto real del euro + petróleo + inestabilidad + ladrillos está por ver en nuestras economías.

Belenes

Ya están en los comercios catalanes las figuras de Felipe y Letizia, príncipes de Asturias, como caganets para los belenes. ¿Se venderán también en la tiendecita de memorabilia regia y principesca que hay en la calle Mayor, más allá de la casa de Javier Marías, casi junto al palacio? Los quiero. Y no me dirán que la realidad no es hermosa. Además, el presidente del gremio asegura al dar la noticia que enviará un par a los príncipes y que estarán encantados. De verdad, los quiero.

Cifras

El miércoles pasado, fui uno de los dos millones largos de personas que veíamos el programa de televisión Las cerezas . Y me gusta, aunque me desconecté cuando emitieron las imágenes de la perforación de un pene. En términos porcentuales, esos dos millones largos eramos sólo (atención) un 16,4 por ciento de los espectadores posibles de esa noche frente al aparato. Para algunos críticos de tv esto es un fracaso. Más de dos millones de personas que no veíamos series o películas en otras cadenas somos un fracaso. Dos millones somos mucha gente. Raros frente a la televisión, quizá. Pero no somos parte de un fracaso.

Un general

El doloroso asunto del general Vicente Navarro y sus ‘autopsias light ’ (manda huevos, que diría aquél) ilustra lo que hace tiempo apuntaba Eduardo Subirats (quizás entre otros autores, pero yo no los conozco) y que llevo mucho tiempo defendiendo. A saber, la diferencia a la hora de gobernar, incluso de pensar entre los demócratas de nacimiento y los de convicción. Seguimos (en toda la sociedad) en manos de una generación que fue educada en el franquismo en los años clave, en la primera infancia. Poco a poco se ha ido produciendo el relevo de quienes se educaron y vivieron en clave franquista, conversos a la democracia, sí, pero no en su interior profundo, que fue educado con maneras totalitarias. (Subirats lo dice mejor) Ahora solo quedan los educados en aquel periodo (yo también) y los modos, la impronta totalitaria ya no es la misma. Es, por mucha risa que le dé a los imbéciles, el talante de quien ya no fue a lo OJE (como si fue Felipe González, para repartir a ambos lados, que ést

El imán

La sentencia que condena a un imán a la cárcel por haber escrito su interpretación del Corán acerca de cómo golpear a las mujeres sin dejar huellas es una pasada. A la cárcel con un musulmán. ¿Lo cogen? Pero hay signos de arrepentimiento. Cuando hace un par de años surgió la lectura del imán de marras nadie dudó en condenarlo. Pero hoy... Es que con el islam hemos dado. Así que veremos en qué queda. En cualquier caso, lo importante es ¿qué se puede escribir y qué no? ¿Es el formato ‘Libro de instrucciones para maltratar’ lo ofensivo en este caso? ¿Y qué es El Príncipe de Maquiavelo? Y como ahora surgen códigos deontológicos, autorregulaciones y clamores por los contenidos de la televisión a unas horas, no sé qué pensar.

Falluja

El domingo anterior a las elecciones en Estados Unidos, Rafael Sánchez Ferlosio publicaba en ABC un artículo titulado La hipótesis de Falluja en la que ligaba el ataque sobre la ciudad al día de los comicios, para así reforzar la posición del que después saldría elegido. Es decir, Bush. Se equivocó el maestro ligeramente pues la batalla no comenzó hasta que la elección no estuvo claramente del lado republicano. Mientras hace 20 años, Margaret Thatcher ligó algunas batallas en torno a las Malvinas con momentos políticos, porque decidía ella sola, en esta ocasión los muchos y astutos analistas de la Administración Bush fueron capaces de prever lo que las imágenes que ahora se difunden de crímenes podían provocar. Aguarda, debieron decir, que no es seguro que no se filme, grabe o fotografíe algún horror como el de la cárcel de Abu Graib en plenos comicios, llevando a los votantes a los brazos del bostoniano. La guerra de Vietnam no empezó a causar espanto solo con la matanza de My Lai,

Miscelánea

«Algo se mueve en el escenario vasco. Ensordecido durante unos meses por el estruendo del 11-M y sus secuelas de dudas...». Ignacio Camacho, director de ABC el domingo 14. (Los domingos los directores de algunos periódicos suelen pontificar: vocaciones frustradas) Pero ¿de qué habla este hombre? ¿Qué dudas? Solo agradece su nombramiento en el diario. Han recogido un millón de firmas por la asignatura de religión. Bien. Quiero los nombres y apellidos para que me digan a la cara porqué tienen mis hijas que estudiar esa materia o cualquier otra relacionada con creencias. En nombre de qué dios tienen que tener esa ideología y no otra. Que la estudien (y, por supuesto, se la apliquen) ellos.

Símbolos

Hace 20 años (y empieza a ser muy molesto no tener tantos recuerdos con 20 años, sino tanta vida) visité y residí durante algunas semanas en Wiesbaden, ciudad alemana en la que aprendí algunas cosas (incluso a comer espinacas). Allí había entonces (por eso menciono la fecha, no sé ahora en qué parará) una calle llamaba Adolf. Preguntada la amable mujer que me alojaba quién era ese Adolf, respondió que sólo hay un Adolf en Alemania, y que el nombrecito de aquella calle se había quedado como recuerdo para toda Alemania. Entonces, y siguen siendo 20 años, Alemania no existía sino como dos repúblicas bien distintas, así que no sé si había otra calle semejante, del otro lado del muro. Y viene a cuento porque no quiero que retiren la estatua de Franco. No por tolerancia ni nada, pues hay que quitar placas y calles por todas partes, sino para seguir teniendo un lugar donde ejemplificar la protesta contra el régimen. ¿Donde van a tirar pintura, o insultos los que tengan necesidad? Dejadla, que

‘Bautismo’ civil

La verdad es que tienen razón los que ven como un sinsentido este extraño matrimonio entre bautismo y civilidad. Hace mucho tiempo que las personas que no bautizan a sus hijos celebran su nacimiento junto a la familia cercana sin que a nadie se le ocurriese llamar a eso ‘bautismo civil’. Como siempre, la ignorancia aterradora de lo que la lengua es y significa lleva a estas monstruosidades, mezclando lo que es la imposición de un sacramento de bienvenida a una comunidad, con su ritual, con un mero gesto administrativo sin más rito que la escritura de unas palabras. La verdadera ceremonia civil, el auténtico ‘bautismo’ (siempre en bastardilla o comillas) sería que su registro fuese de su propia mano, y no por la figura interpuesta de los padres, y admitirle como miembro de la ciudadanía (que es lo que pretenden los promotores de esta singular ceremonia) mediante un juramento explícito de acatamiento de la Constitución al cumplir los 18 años; tiempo éste en el que los sujetos empiezan de

Fraga

Leo con retraso un artículo de Suso de Toro titulado Obscenidad en la política gallega y publicado en La Vanguardia del 10 de octubre. Es otra cerilla en el túnel, como diría Haro. En el túnel del pensamiento acomodado, de periodismo insulso, de idiotez, de Toro dice: «Fraga es un actor exhausto que está condenado a representar hasta el final el personaje que el mismo soñó». En la prensa española, a la hora de enfrentarse al personaje, puede más el concepto ‘abuelito’ con diferentes variantes, que la realidad de un personaje al que nadie parece querer ver fuera de la escena. Es como si fuera inevitable, una servidumbre ante un político tan representativo del franquismo como plenamente anómalo. Probablemente es una cuestión de generación. Deben ser cientos los periodistas que ‘le deben algo’, a quienes asusta por el poder que concentró en los primeros años 60 del siglo pasado, cuando era ministro de Información. Sólo así se explica la falta absoluta de crítica y la amabilidad con la qu

Arafat

Siento su desaparición. Y no sólo por razones ideológicas. Nunca he llevado una palestina, aunque sí un kefilá que me regaló mi padre, pero la imagen de Arafat en la ONU forma parte de mis recuerdos infantiles, de ese mundo sencillo en el que los malos eran malos y los buenos sólo pedían un suelo para sus gentes. Y la experiencia posterior no borra su recuerdo de los telediarios comiendo, del diario Informaciones, con la última hora en la última página. Un poco por saber de él elegí este oficio.

García

«El sexo es lo que nos queda cuando no hay amor». Cito de memoria, pero más o menos así es la frase muy destacada en la publicidad de la última novela de Gabriel García Márquez. Es una obviedad y una tontería. Es una frase vulgar, más propia de un garcía que de un márquez. Y por supuesto indigna de un garcíamárquez. Al margen de que a veces los encargados de publicitar un libro no sepan ni quién es el autor, en este caso la frase califica ( o des-califica) al escritor. Y más márgenes: la apología del sexo poco consentido entre un anciano y una menor virgen; el título, que nadie critica y que a otro le costó no pocos disgustos ( Todas putas , aquel libro de Hernán Migoya patrocinado por el Instituto de la Mujer), algo que sólo algunos columnistas de periódicos de derechas lo mencionan de pasada; las excusas, ridículas, para sacar a ‘Gabo’ (como si todo el mundo pudiese llamarle así o, como diría un periodista, como le llaman cariñosamente sus amigos) en cualquier sitio, columna, lugar,

Un amigo

Hoy he leido en ABC mencionar elogiosamente a David Torrejón, una de esas personas que conozco y sé de ella a través de amigos comunes y a la que me gustaría conocer más. Atesorador de experiencias laborales muy diversas en el campo de la publicidad, inventó con otro hace ocho años unos premios (yo no lo sabía) que parecen tan obvios que han sido un éxito. Y además van a contracorriente de la idiotez superficial reinante: son premios a la eficacia publicitaria. Es decir, premian el trabajo y no a la apariencia de éste, de las agencias, los anuncios y las empresas. Lo lógico: un anuncio es para vender, no para lucir el talento y la creatividad para epatar al cliente sin que éste venda una escoba.

Espesura

Hay muchos asuntos de la realidad, de la verdad que decíamos el otro día. Pero estoy un poco espeso. Cada vez me da más miedo la dejación, el abandono de los medios de comunicación de su función y de cómo la propaganda y la estupidez lo invaden todo. O la mezquindad, respecto a este partido o aquél, la permanente confusión entre lo que es y lo que nos gustaría que fuera, la falta de rigor casi absoluta de los periodistas y los políticos. Y el fantasma de la censura en televisión a cuenta de los contenidos aptos para chiquillos. Claro, como somos los padres los que usamos la televisión como guardería, lo que exigimos es que los profesores no sean pederastas. Asi que, hala, que la televisión tenga norma y rango de guardería. Pero no la apagamos.

Maniquí

Ayer vi en un centro comercial del norte de Madrid una prueba más del proceso de imbecilización acelerada que estamos sufriendo. El centro es un horror, falsamente lujoso, con enormes lámparas, cúpulas y mármoles, como la imitación de un decorado de película de los años cincuenta, que intenta a su vez imitar el fasto de una corte europea. (Un juego de imitaciones dentro de imitaciones que terminan por quedarse en la apariencia de la falsedad y que unas lluvias copiosas pone en su lugar, inundando falsos techos o paralizando las escaleras mecánicas.) Pero lo más llamativo estaba en el escaparate de una tienda, desde donde un maniquí con un corrector dental trataba de convencernos de su real virtualidad mientras sostenía una tabla de surf y sonreía. Maniquí. Corrector dental. ¿Veremos maniquíes gruesos, con acné o sencillamente deformes?