Arafat

Siento su desaparición. Y no sólo por razones ideológicas. Nunca he llevado una palestina, aunque sí un kefilá que me regaló mi padre, pero la imagen de Arafat en la ONU forma parte de mis recuerdos infantiles, de ese mundo sencillo en el que los malos eran malos y los buenos sólo pedían un suelo para sus gentes. Y la experiencia posterior no borra su recuerdo de los telediarios comiendo, del diario Informaciones, con la última hora en la última página. Un poco por saber de él elegí este oficio.

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