Que solos nos estamos quedando

Otro más. Y van... El lunes, en el estreno de una obra con poemas de Miguel de Cervantes que recita Nati Mistral -por cierto, un espectáculo alucinante por la personalidad de la Mistral, que es como un huracán-, comentamos la ausencia de Eduardo Haro Tecglen.
El silencio de su columna en El País del día siguiente fue tan elocuente como un aldabonazo. Otro maestro con mayúsculas que se va. Lo conocí a cuenta de la presentación de su libro El niño republicano en un desayuno organizado por la editorial.
Recuerdo su paciencia ante las interminables preguntas de algunos enviados allí sin saber siquiera quién era y por supuesto sin haber abierto el libro. Era alto y como luminoso.
Ha donado su cuerpo a la ciencia y no se hará ningún acto funerario por él. Adiós don Eduardo.

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