Esclavos de Google


Recuerdo cuando hace unos 10 años, el Sevi me regaló Microsiervos de Douglas Coupland, sólo porque el fondo de la cubierta eran espigas de Lego. Entonces no habían nacido mis hijas y me sentí parte del retrato que Coupland hacía de mi generación, la de la primera explosión tecnológica con la llegada al mercado masivo de los ordenadores personales. De los que tuvimos spectrum, amstrad o atari, de los que vimos en el cine los estrenos de las sagas galácticas y en la tele Espacio 1999.
Hoy, Coupland retrata a la siguiente generación, la de la segunda explosión: los siervos de internet en jPod, una novela que acabo ahora gracias a la cortesía de El Aleph Editores. Coupland, al que había perdido la pista después de un libro de relatos cortos que no recuerdo, vuelve a los sótanos informáticos para montar como un tablón de anuncios lleno de fotos polaroids, entradas de cine, listados de lavandería, tarjetas de visita y las mil y una porquerías que se amontonan en los corchos.
Claro, no es difícil encontrar algo con lo que identificarse y prestarse a alguno de los juegos que Coupland propone, buscar entre los números primos, la o que sustituye al 0. Para mi que soy un poco geek, aunque más que cuarentón, alguna de las manías retratadas reflejan alguno de mis rasgos. Me ha gustado, aunque ya no soy lector de novelas, pero reconozco que la impresión que me causó Microsiervos era más intensa, más brillante. Pero no es culpa de Coupland o del libro; todos hemos envejecido y lo hemos hecho desde el pesimismo: Coupland para escribirlo, yo para leerlo.
Al terminar me dejó un poco dolido, porque es un retrato fiel, no de mí, pero si de lo que viene detrás, de esa gente que ni siquiera había nacido cuando empieza mi currículo académico. Joder.

Actualización 11/7/17
Los responsables de la página oficial de Douglas Coupland como artista visual han contactado conmigo para que incluya un enlace a su sitio, que incluye sus trabajos, artículos inéditos y otras curiosidades. Hecho queda.


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