Un río de conocimiento

Richard Dawkins, como lo fue Stephen Jay Gould, es uno de esos gigantes del pensamiento que enorgullecen a la Humanidad, sobre todo porque se empeña en defender la ciencia en Estados Unidos en contra de la habitual corriente del pensamiento centrado en la existencia de dioses y eso. A diferencia de Gould, Dawkins no interviene en debates sobre evolución, para no dar crédito alguno a las tonterías creacionistas.
Autor de El gen egoísta, que no he leído, su último libro –El espejismo de dios, que leeré- es objeto de feroces críticas fundamentalistas o como dice el proverbio árabe: ladran, luego cabalgamos.
Por casa andaba El río fuera del edén, un texto con más de diez años bastante interesante. Estructurado en cinco capítulos, la idea central es ayudar a comprender cómo funciona en la naturaleza el adn para hacer evolucionar a los organismos. Es serio y riguroso y aprovecha cualquier resquicio para descalificar tanto el relativismo como la utilización de creencias pretendidamente científicas y que sólo son ideológicas.
Haciendo gala de una inteligente ironía, Dawkins encabeza el texto con los versículos del libro bíblico del Génesis: Y salía del Edén un río / para regar el jardín (2, 10) para desarrollar a continuación que, en efecto, del edén original, nacía un río digital con apenas las cuatro bases que constituyen el adn; y que el tiempo lo ha modelado cada vez más ancho y complejo.
Un índice utílisimo y una buena bibliografía completan el texto, que se cierra con los versos dedicados por Wordsworth a Newton: "Voyaging through strange seas of Thought, alone." Viajando por extraños mares de pensamiento, en soledad.

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