El miedo en Occidente

Tengo que agradecerle a una profesora de Sociología de tercero de carrera el descubrimiento de esa corriente de la historiografía francesa que encabeza, con la mayor de las glorias, Foucault. Que la Historia no sea una mera enumeración de hechos, ni una corriente sino un proceso, fue para mí en su momento como una caída del caballo camino de Damasco: una deslumbrante costalada.
Asi que mi afición por los buenos ensayos de Historia, en su mayoría de autores franceses, no ha dejado de crecer: historias del llanto, de la muerte en Occidente, de las mujeres y de la vida privada, hasta de las tetas y de la sangre… Ahora le ha tocado el turno a una muy interesante historia del miedo en Occidente, de Jean Delumeau y publicada por Taurus.
Si hay un buen momento para leer sobre el miedo en las sociedades es ahora: inmersos como estamos en una paranoia antiterrorista que ríete tú de los miedos tradicionalmente explotados por los poderosos. Del infierno a los misiles nucleares del contrario, muchos de los acontecimientos relacionados con pogromos, crímenes, legislaciones restrictivas, abusos de poder y, sobre todo, con el aumento de los mecanismos de control que han sufrido las sociedades europeas desde la Edad Media, tienen su origen en el miedo.
Un miedo basado en mecanismos psicológicos que se despliega después en ideologías y políticas que justifican la adopción de medidas extremas: expulsión y/o exterminio de razas, controles fronterizos, establecimiento de guetos… En general, me ha gustado para seguir completando y entendiendo el gran cuadro del poder y el control en las sociedades humanas: desde la medicalización que comentaba aquí a propósito del racismo, hasta el uso de la religión como mecanismo de exclusión.
Jean Delumeau desmonta con su análisis cualquier pretensión de inocencia de la iglesia católica respecto a muchos de los miedos y las reacciones que esos miedos han provocado en las sociedades occidentales. Conclusión, en los últimos 500 años el miedo en Occidente sigue siendo el mismo, aunque hayan cambiado los sujetos (judíos, bárbaros, brujas, inmigrantes, islamistas…) que lo provocan, y también que se ha producido una mejora en los mecanismos empleados por los poderes para desatar y aprovecharse del miedo humano.

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