Extraterritorial (y 2)

Si en los ensayos anteriores Steiner me tenía bastante cautivado, reconozco que con El lenguaje humano (1969), que incluye algunos comentarios de Noam Chomsky, me ha conquistado por entero. Tras reconocer y analizar la importancia de los descubrimientos de Chomsky, aunque poniendo de manifiesto las dificultades que todavía hoy arrastra la Gramática Generativa, Steiner incluye los comentarios que a su texto hizo Chomsky previos a su publicación, mientras explica lo que, a su juicio –y bien fundamentado- constituye la principal objeción a las tesis de Chomsky: el problema de la existencia de multitud de lenguas. Si admitimos la existencia de universales, de mecanismos/desarrollos mentales únicos y comunes –biológicos- para todas las lenguas, ¿cómo se explica la babel en que vive la humanidad?
El desarrollo de la genética nos está permitiendo comprobar hasta qué punto cualquier variación o reorganización de las bases del ADN puede traducirse en cambios muy profundos de la estructura humana: y no sólo el color de los ojos. Como sucede con la voz, ya comprobado que no hay dos iguales, creo que la expresión de cualquier lenguaje humano es diferente aunque tenga un sustrato común y que es de hecho esa diferencia en la voz y en la percepción que cada ser humano posee la que explica las separaciones y desarrollos de diferentes lenguajes. Creo que a un sustrato común –los universales de Chomsky- se superponen las variaciones genéticas que cada humano posee y a éstas se superpone la traducción que de cada sonido hace el cerebro, formando un número infinito de combinaciones y matices capaces de desarrollar, en muy poco tiempo, lenguas diferentes en cuanto se separan unos pocos kilómetros y no hay contacto entre ellas. Las reflexiones de Chomsky al texto de Steiner se cierran con una frase extraordinaria para haber sido escrita hace casi 40 años:
“Siempre pensé que la utilización de computadoras en la lingüística (y en las humanidades) acabaría en una vulgarización de las investigaciones y nos conduciría a lugares absurdos. El tiempo ha confirmado mis sospechas.”
En esta misma línea de análisis del lenguaje está Lingüística y poética (1970) que comienza con un resumen de la lengua y la literatura en la historia.
“Desde principios del siglo XIX, la lingüística instrumental, la filosofía del lenguaje y el estudio de la literatura confluyen -a pesar de algunas interrupciones y desconfianzas mutuas- en una empresa común.”
Después se centra en la Escuela de Praga y sus estudios de literatura comparada, definiendo con precisión lo que debe ser el estudio de un poema para después preguntarse:
“[...] ¿en qué contribuyó la lingüística, la semiología o la psicolingüística a encontrar las raíces del lenguaje y comprender el proceso que hace que determinados individuos descubran palabras nuevas que sin embargo producen en el lector del poema el misterio de un reconocimiento inmediato?”
Después explica los principales problemas y posibilidades de la poética lingüística, con una honrada declaración de intenciones:
“Tanto el estudioso de la literatura como el lingüista están obligados a escuchar y a explorar, en la medida de lo posible, el ejercicio de creación que es el lenguaje. Los lectores, los críticos y los lingüistas son responsables ante los poetas, en el doble sentido de la palabra: el de responsabilidad y el de responder.”
En una postcultura (1970) Steiner analiza la crisis del libro, el semianalfabetismo y el lenguaje vacío de políticos y empresarios –no es una errata, el ensayo es de 1970- a propósito del alejamiento de los lectores de la lengua de los clásicos.
“Los glosarios y notas al pie ocupan cada vez más espacio y hacen que el texto pierda su forma, al interponer un distanciamiento entre la expresión directa y el lector. El idioma de Shakespeare y Milton y, lo que es todavía más importante, los hábitos verbales y las referencias clásicas de los que dicho idioma deriva gran parte de su fuerza están fuera del alcance de la gente.”
Más adelante, Steiner –en 1970- analiza el papel que los medios juegan en la cultura y que hoy nos han llevado a la pregunta ¿está Google convirtiéndonos en tontos?
“Las técnicas audiovisuales 174 de los medios de comunicación de masas están pensadas para producir un máximo impacto y para que se vuelvan anticuadas inmediatamente. […] Aun cuando puedan verse u oírse más de una vez, la obra radiofónica, la película o el programa de televisión constituyen un acto inmanente y esencialmente efímero. Su relación con el tiempo y con el eco dinámico de repetición en la conciencia posterior al acto es radicalmente diferente de la del libro.”
El último ensayo es Líneas de vida (1970), donde Steiner vuelve a hacer gala de una capacidad de predicción muy notable, basada en el estudio riguroso y la profundidad de sus análisis:
“La concepción del mundo de la física postnewtoniana, la termodinámica y la biología tradicional se caracterizaba por ciertas presuposiciones (a menudo inconscientes de tan conocidas) de linealidad, lógica causal uniforme y determinación. Si un proceso podía examinarse "mecánicamente", es decir, sobre bases matemáticas firmes, era mucho mejor. […] mientras las ciencias naturales, desde Galileo y Kepler, se interesaron fundamentalmente por la transmisión de la fuerza (gravitacional, electromagnética, térmica), al parecer nosotros avanzamos hacia un modelo donde lo esencial es la transmisión de información.”
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