Enredadas, de Elisabeth G. Iborra

Cuando todos los años se hace pública la cifra de libros editados en España -los famosos 60.000 más o menos- los lectores nos quedamos con cara de tontos, pensando en cuántas maravillas nos perderemos. Tirando por lo bajo, me salen 20 o 30 libros anuales que se me van a escapar y la proporción de todos los libros que no podré leer, desde que el tío Gutenberg inventó el kindle analógico, es geométrica.
Se cuenta que tras sus campañas triunfales, los césares recorrían Roma con un esclavo a la espalda que les decía: "recuerda que eres mortal". Pues bien, cada vez que ves un libro en una biblioteca, en la librería o en algún suplemento, el ISBN te susurra: "recuerda que nunca podrás leerlos todos".
Además, por cada libro bueno, hay también 500 poco afortunados. Así que, como mi economía de la atención es muy valiosa, y la vuestra más, no me entretendré mucho con esta guía, más simpática y voluntariosa que verdaderamente útil, sobre cómo disfrutan las chicas a través de internet, el cibersexo y otras relaciones.
Bien diseñada y mejor ilustrada por Diana Cabarcas -las ilustraciones ocupan todas las páginas pares-, la autora de Enredadas mezcla el reportaje de SuperPop con los consejos de Cosmopolitan y los títulos de cualquier dominical, aunque termina por hacer una lista casi sonrojante de pasos, instrucciones de uso y "especialidades" sexuales que pueden encontrarse en la Red, sin ofrecer ni un solo enlace, lo que tiene guasa.
Reconozco no ser el público objetivo al que se dirigen este tipo de guías, pero aún así, sostengo que tomar un poco más en serio al lector nunca está de más. Aunque tenga 16 años y las hormonas disparadas.

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