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Mostrando entradas de enero, 2010

Cómo editar un texto (II)

No sé cuánto me durará el afán evangelizador respecto a la edición, pero comprobado que hay a quién le interesa, continúo. Aunque la diferencia más notable entre la edición de textos destinados a una publicación impresa y la de textos destinados a internet es la limitación de espacio de la primera, creo que podemos obviarla, habida cuenta de que también los cms -los programas que permiten la gestión de los contenidos de una web- tienen sus limitaciones y que la experiencia que los autores de blogs comprueban es que son más leídos los textos más cortos. O, mejor dicho, internet permite que un texto tenga la extensión que el binomio tema/autor quiera, sin limitaciones por arriba o por abajo debidas a otros condicionantes. Está muy extendida la costumbre de utilizar el corrector de ortografía de los programas de escritura cómo único medio de control del texto recién creado. Sin embargo, estos correctores -muy útiles por otra parte- se centran únicamente en las erratas, en las faltas que

Tipografía moderna, de Robin Kinross

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Este post está dedicado a Soledad Puértolas, una escritora singular y una persona encantadora, ahora nombrada para ocupar un sillón en la Real Academia. No puedo recomendar este libro, demasiado especializado y académico, pero es lo que hay; de vez en cuando uno mismo debe sorprenderse. Robin Kinross hace una historia de la tipografía diferente, más atento a las ideas y los movimientos que a la sucesión en el tiempo de tipos y tipógrafos habitual en otras historias. Eso permite descubrir que los debates actuales -en torno a la web- sobre usabilidad o legibilidad se arrastran desde hace un siglo y que hay mucho más en común entre las artes de la imprenta e internet de lo que parece: las palabras impresas no son percibidas por el oído, sino por la vista, según señala el propio autor. Me ha llamado la atención lo incómodo del libro como tal, ya que se trata de un volumen muy ancho, con el texto sin justificar y las notas al margen. Supongo que la colección de la que forma parte estará a

Cómo editar un texto (I)

Poco a poco, como si fuéramos dinosaurios ante un meteorito, los editores de texto impreso vamos desapareciendo de los medios de comunicación y me temo que también de las editoriales. Es una lástima, porque es la buena edición la que establece la calidad y el prestigio de un medio, con la misma intensidad que la información en sí. Aunque en su origen la edición fuera sólo una cuestión del texto impreso, lo cierto es que cualquier texto destinado a cualquier medio -incluso en éste- necesita de una edición, más o menos amplia, más o menos rigurosa. Editar bien un texto es difícil y exigente, porque la edición no es sólo cuestión de ortografía o gramática, que también, sino de sensibilidad para conocer un texto al menos como lo conoce su autor. Editar no es saber lo que el autor quiere decir realmente, ni corregir, ni matizar, ni añadir, ni cambiar. Editar es volver a escribir el texto tal y como el autor lo hizo, como el Quijote de Pierre Menard que tan bien supo ver Jorge Luis Borges. T

Algunas páginas molonas

Compartir, descubrir y alucinar son lo que mejor define lo que las personas son capaces de hacer en internet. Estas son las últimas herramientas, páginas y sitios que he descubierto. Scribd Para subir documentos de todas clases sin límite de espacio, públicos, privados o sólo para tus contactos. Todos los documentos los convierte en presentaciones que se pueden incrustar, enviar, etc. Este es un ejemplo con una bibliografía sobre el concepto de perversidad. Bibliografía Perversos Treemkt Ofrece la posibilidad de poner en contacto a empresas y consumidores a través de sus productos. Te registras, recibes lo que te interesa y comentas y compartes qué te ha parecido el sabor de los últimos cereales o la textura de un jabón. ¿Quién es esa bloguera? Una interesante aproximación a la presencia de las mujeres en la blogosfera. No están todas, pero permite descubrir las razones por las que la presencia femenina en los blogs sea más reducida que la masculina Humor inteligente

Mi siglo, de Aleksander Wat

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No hace falta explicar mucho porqué durante varios años España estuvo bien surtida de novelas, ensayos y libros en general sobre ‘experiencias carcelarias en la Unión Soviética’ y, en general, sobre el estalinismo y sus perniciosos efectos sobre la libertad. Aunque también es cierto que era más difícil encontrar títulos críticos con el nazismo que hallar ejemplares de Mi lucha , en su momento, ya terciada la década de 1960, fue un éxito de ventas el clásico Prisionera de Stalin y Hitler , de Margarete Buber-Neumann , libro por cierto reeditado el año pasado por razones inexplicables. Es éste, pues, un género muy particular de memorias y relatos – Un día en la vida de Iván Denisovich , de Solzhenitsyn , es otro- que tuvo su apogeo durante la guerra fría y que, en general, mostraba equilibradamente los horrores y sevicias de las cárceles de las dictaduras. Hoy, los testimonios sobre las cárceles de Argentina o el exterminio de los camboyanos conviven en los anaqueles en un empate de corr

Censura y libertad de expresión

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A diferencia del anterior manifiesto, que publiqué tal cual y expliqué después , con este, he preferido explicar primero algunas cosas y enlazarlo después. Como ya comenté, esto no es cuestión de defender la 'cultura' gratuita, ni de legitimar el robo de ninguna propiedad, sea intelectual o de otra cosa. Por no ser, no es tampoco una cuestión de darle lecciones a nadie sobre cómo llevar su negocio. Este debate, que no se puede descalificar como pretenden algunos porque existan otros problemas en nuestra sociedad muy elevados en una supuesta escala de gravedad, es el de la censura y la libertad de expresión, de uno de los pocos artículos de la Constitución de 1978 que se ha ido cumpliendo, sobre todo desde la llegada de Internet. La disposición pergeñada por el Gobierno para proteger los legítimos derechos de los propietarios de creaciones sujetas a la propiedad intelectual es un error y una vuelta a las leyes preconstitucionales, porque deja en manos de una autoridad administr

Tristes trópicos, de Claude Levi-Strauss

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Anda que no he tardado en decidirme por leer este gran clásico de la literatura étnica y antropológica. Mira que me lo recomendó Santiago Montes, catedrático de Teoría de la Información y uno de los pocos maestros de los que guardo admiración y respeto. Pero ese hilo sutil que forma la red de nuestras lecturas necesitaba de otros nodos, de otras obras para situar este texto en su lugar correcto. Sin ser su obra magna, Tristes trópicos es el gran espejo en el que Levi-Strauss , fallecido el año pasado, se miró a sí mismo y contempló a la Humanidad con unos ojos sabios, comprensivos y hasta dulces. No a la manera de un padre que acepta nuestras faltas, sino como un igual que se ha comprendido a sí mismo y comparte con sus lectores su análisis. A ratos, Tristes trópicos tiene algo de ajuste de cuentas sutil de un mundo y una sociedad desaparecida, en la que encuentra un profundo respeto por los sujetos que estudia y, por extensión de sí mismo y de su trabajo. Pionero en la comprensión d

Slavoj Zizek presenta a Trotsky, Terrorismo y comunismo

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Pasado, y sobrevivido, el 2009, hay que empezar 2010 con ganas, con muchas lecturas y algunos repasos. Se quedó pendiente entre las fiestas esta provocadora e interesante respuesta de León Trotsky a Karl Kautsky publicada a raíz de los ataques que éste dirigía a la revolución rusa. No he sido lector asiduo de Trotsky, un poco por pereza y también por cierta ortodoxia partidista de juventud, pero nunca es tarde. La idea de esta colección de la editorial Akal –unir filósofos de renombre con pensadores del pasado- tiene un origen oscuro: fue originalmente propuesta por uno de mis primos con más talento, Antonio Antón, y desarrollada después por la editorial sin contar él. Zizek hace una lectura y presentación de la obra de Trotsky a su estilo: provocadora y singular. Aunque pueda resultar incongruente hoy en día, recuperar determinados textos de Trotsky no supone ningún ejercicio nostálgico, sino más bien establecer una línea de pensamiento que explica y conecta sucesos del pasado con l