Mi amigo Stieg Larsson, de Kurdo Baksi

Mientras los derechohabientes de Stieg Larsson se ponen de acuerdo sobre el destino de la última -incompleta o no- novela del autor, lleva unas semanas en las librerías esta biografía de quien fuera su amigo y colega de fatigas político-periodísticas. Es sólo para fans, claro, del autor sueco, pero es un ejemplo perfecto de lo que puede ser un libro electrónico en el futuro.
Porque Baksi se despide sencillamente de su amigo con un canto a la amistad y a la política, sin ajustar cuentas ni con la viuda ni con la familia, aunque de su lectura se sacan algunas conclusiones sobre sus relaciones con una y con otros. Es un libro para descargarte por dos o tres euros como mucho, leerlo en diagonal y aprovechar -insisto si eres fan de Larsson- los pocos chismes que Kurdo Baksi comparte.
Stieg Larsson no era un santo laico, y puede ser temible que se le tenga por tal, pero es verdad que en su humanidad contradictoria tenía rasgos de esos que uno envidia: su capacidad de trabajo, su compromiso y su actitud abierta ante las problemas de los demás.
Baksi deja claro que no era un buen gestor, pero si alguien con quien se podía contar a la hora de denunciar cualquier injusticia. Y también que los último años de su vida tuvieron algo de espiral destructiva, centrado en exclusiva en su trabajo.
¿Vale los 17 euros y pico que piden por él en su versión encuadernada? No.

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