La verdad

Lo decía Félix de Azúa en El país hace unos días, a propósito de artículos de Gregorio Morán, Manuel Trallero y otros. La verdad existe. Algo tan simple y tan obvio, algo que debería ser la base del periodismo y la información, aunque tenga matices, casi ha desaparecido. El artículo de Morán era sobre un cantaor o bailaor o nosequéor flamenco que mató a un peatón al volante de un coche que conducía sin carné, se escondió y pretendió cargarle el crimen a su hermano, menor de edad, porque así el castigo sería reducido. Esa es la verdad, por más que se intente disculpar al «artista» (así lo llaman). El artículo de Trallero, sobre un juez ahora condenado por prevaricación se preguntaba cómo nadie en Barcelona denunció a dicho juez si «todo el mundo conocía de sus chantajes». Otra verdad. Esa odiosa palabra, según titulaba Azúa con acierto, que luego añadía otras verdades sobre armas de destrucción masiva o el relativismo, esa corriente científica que cuestiona todo a base de restar legitimidad a la propia ciencia. En fin un debate muy amplio sobre si existen o no los absolutos. Debateinteresante si no se aplicase al derribo de certezas verdaderas y hechos que suceden: la verdad existe. La verdad del Yak-42. La verdad del 11-M. La verdad, ese odioso concepto.

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