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Mostrando entradas de agosto, 2008

K. Askildsen, Los perros de Tesalónica

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Aprobados por la osita, que es menos exigente y más abierta, decidí darle una oportunidad al escritor noruego Kjell Askildsen . Aunque lo califican de "Carver europeo", lo cierto es que no necesita etiquetas para tener sus propios méritos. Además, allí donde Carver atisbaba por las ventanas las vidas ajenas, Askildsen prefiere llamar a la puerta y compartir con sus criaturas unos cigarrillos y alguna copa de vino. Más que a Carver, a mí me ha recordado a los autores que celebran la vida y sus placeres. Un poco a lo Ko Un . Askildsen sigue a sus personajes de cerca, pero sin dejar que los detalles de sus acciones oculten sus verdaderos motivos. En Los perros de Tesalónica hay pocas acciones, más allá de unos cuantos paseos y visitas a los bares de las estaciones. Lo que hay, y en abundancia, son reacciones; tiempos y motivos que a veces aclaran, pero que la mayor parte de las veces oscurecen las vidas de sus personajes. Sin llegar al desasosiego, al malestar -estoy pensando e

La era de la imagen 2

Visitando la exposición Artistas y Fotógrafos. Imágenes para una colección -que está muy bien-, nos encontramos con esta cita de Susan Sontag : La necesidad de confirmar la realidad y enfatizar la experiencia mediante fotografías es un consumismo estético al que todos hoy son adictos. Las sociedades industriales transforman a sus ciudadanos en vaciaderos de imágenes; es la forma más irresistible de contaminación mental. Decíamos ayer... Technorati: imágenes

La era de la imagen

Hace unos días, vi una redifusión de un debate entre un crítico musical y un músico en cnn+ acerca de la banalización de la experiencia. Algo que ya en los 1960 comentaba Aldous Huxley a cuenta de la facilidad con la que se accedía a determinadas experiencias -los viajes, la música- antes más costosas y cómo ese acceso provocaba en los asistentes la indiferencia y la no valoración de esa experiencia. Durante todo el mes de julio, ese tiempo dedicado casi en exclusiva a mis hijas -también respiro, como y duermo en esos días- he asistido con curiosidad a un fenómeno parecido. Así como para mi generación la fotografía y el vídeo eran algo escaso, circunscrito al gran acontecimiento familiar o social, por lo que aumentaba su valor evocador, desde que nacieron las niñas me preocupó que la sobreabundancia de testimonios gráficos podía alterar sus recuerdos o la percepción de los acontecimientos. Si cada moviento singular de sus vidas está documentado, ¿qué recuerdos propios pueden albergar?