Sin cinturón

Lo siento un poco por la familia, me duelen los niños, pero no me merecen casi compasión ni entiendo el obituario en la prensa y ese aire como de salvar los muebles, de evitar mencionar la clave, el momento que resume una vida y una actitud. No llevaban cinturón.
Ninguno de los chiquillos en el todoterreno lo llevaba. Y es fácil imaginar el diálogo, tan de anuncio de la dgt: "Jo mamá, es que me agobia, ahora me lo pongo." Y él, con un ojo en el Tag Heuer y la mente en otra parte: "Déjalos mujer, si llegamos en un momento..."
Ha sido tal cual el anuncio del niño que salía disparado en la ¿penúltima? campaña de tráfico. Parece que la gestión de una empresa de telas y estampados no incluye prestar atención a los anuncios.
Y eso que dicen la verdad: Donde te lleva un Montero no llega nadie...

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