Viajes por el Scriptorium

A veces leo libros que me recuerdan porqué apenas leo ficción. Y los Viajes por el Scriptorium de Paul Auster son un buen ejemplo. La primera novela que leí de Auster me deslumbró: un narrador con un sentido del ritmo y de la descripción muy ajustado. Con la base puesta en el azar y el manejo de los tiempos, Auster me llevó como lector a donde quiso. El retrato de los personajes, las situaciones y la extraordinaria coherencia interna me sorprendieron. Pero. La segunda novela era extrañamente parecida a la primera. Y la tercera. Y, supongo, que también las demás. Auster se reveló ante mí como un cocinero, o mejor dicho, como un físico: estas son las cantidades, los tiempos, las palabras y las situaciones, a tales temperaturas, con estas presiones y aquellas ecuaciones. El resultado, el mismo libro repetido eternamente. Así que abandoné su lectura, convencido de que Auster es, sobre todo, un excelente vendedor de sí mismo, poseedor de una fuerte coherencia interna, pero con una original...