Lorenzo Silva y el libro digital

A veces también este hiperconectado firmante se desconecta muy enfadado, o frustrado, o desesperado. Pero como dice Szymborska, cuando digo la palabra futuro, la primera sílaba ya es pasado, así que lo tenga que venir, vendrá.
Esta mañana he asistido a la inauguración de la 1ª Feria del Libro Digital, que se celebra dentro del FICOD09. En una sala perdida, el escritor Lorenzo Silva ha dado una conferencia con muy pocos asistentes, la verdad, aunque su implicación con las nuevas tecnologías y con la literatura hacía presumir que no defraudaría. Esto es un resumen de su intervención y de los puntos en los que no estoy de acuerdo.
Silva, autor de una colección de novelas policiacas con dos guardias civiles como protagonistas, original y bien escrita, ha explicado que nos encontramos en un momento de transición, un momento para tratar de analizar el fenómeno desde una perspectiva constructiva. Según él "Falta flexibilidad, intuición e inteligencia" en las industrias culturales y la música o el cine son el mejor ejemplo.
Para él, "La tecnología es lo menos relevante, las personas y lo que expresan son lo importante". Respecto a las discográficas, Silva reconoce que no aportaban valor añadido a los productos, a diferencia de editores y libreros que sí lo aportan, punto éste más que discutible salvo que se hable de pequeños editores y de libreros, no dependientes de librería, que no es lo mismo. "El sector editorial es incapaz de poner un ejemplar del Lazarillo en manos de un lector de Bolivia", y eso es lo que viene a traer el libro digital. "¿Cómo hacemos para que acceda a la cultura quien no puede? Para eso es la edición digital". Pero ésta no sustituirá al libro físico.
Silva analizó después cómo la edición digital afecta a la propia obra, a la difusión de géneros o corrientes minoritarias -la poesía como ejemplo- o para difundir nuevos autores ante los que las editoriales son incapaces de arriesgarse. También explicó que no hay que temer a la vulgarización de los contenidos por abundancia de autores, porque "cada nuevo espacio de creación marca su propio criterio de excelencia". "Es formidable el flujo de información para cualquier escritor. No concibo escribir novelas sin conexión a la red".
Silva alabó también la retroalimentación y el contacto con los lectores: "Vivimos la hora del lector. Los cambios son inevitables, aunque el autor seguirá existiendo y éstos afectarán más a los editores y, sobre todo, a los distribuidores". Respecto a los libreros -en un canto nostálgico acerca del oficio-, Silva dijo que "enriquecen el espacio cívico, construyen cultura, aunque tendrán que reconvertirse y construir nuevos modelos de negocio, con librerías físicas y virtuales, porque son prescriptores de confianza". También pidió la protección del Estado para ellos.
Lorenzo Silva terminó su intervención defendiendo a los lectores, su acceso a la cultura y las bibliotecas, así como el "altruismo del creador" y que "El creador debe ser generoso". Eso no significa que ese altruismo se pueda imponer o que se favorezca el "apoderamiento indiscriminado" de contenidos. "Debe haber un equilibrio entre las partes", por ejemplo con un canon digital más fiscalizado, justo y equitativo.
"El libro físico y el electrónico tendrán que pactar."

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