Veo desde Escolar una carta en línea para exigir la efectiva separación entre la iglesia católica y el Estado. Venga, una firmita y que el que quiera religión que se la pague. No hay más que ir a Concordato.org
Creo que fue hace varios años, en una entrevista con Pedro Almodóvar, de dónde saqué el nombre de Djuna Barnes . Creo recordar que el director la mencionaba a cuenta de sus gustos literarios y me propuse comprobar quién era. El orden de los factores lectores no altera el producto, pero sí su tiempo y ahora le ha tocado el turno a esta peculiar mujer, de quien sólo he podido disponer de esta colección de relatos. El vertedero está compuesto por nueve cuentos muy bien escritos -atención, alumnos de talleres de literatura- con una rara e inquietante atmósfera. No porque sean de terror ni mucho menos, sino por lo enfermizo y extraño de sus personajes. Todos ellos parece que salen de una burguesía decadente y como muerta en vida y protagonizan sucesos normales pero con un punto de extravagancia, como si fuesen transparentes, fantasmales en su realidad. También las relaciones que describe Barnes entre las personas son extrañas, anómalas, aunque no me atrevería a decir porqué. Algunos de los
Aún no me puedo creer que ya no esté, que se haya marchado tan de repente. Marcedes Baztán Segura , mi amiga, mi compañera, mi colega de muchos años en la edad de oro de las revistas dominicales ha fallecido hace unas horas. Y hablar de ella en pasado me parece imposible. Mercedes formaba parte de esa inmensa legión de profesionales de los medios que sólo los compañeros y colegas recuerdan. Aprendí a su lado, aprendí de ella y con ella buena parte de lo que este oficio me ha dado, personal y profesionalmente. Jamás la escuché una mala palabra sobre nadie, lo que no significa que no fuese implacable y lúcida en sus críticas. Compartió conmigo su obsesión por el trabajo bien hecho y el respeto por los lectores. Me descubrió Navarra y soportó con amabilidad mis defectos. No recuerdo haber discutido nunca con ella, y mira que discrepábamos en muchas cosas, pero siempre respetamos nuestras creencias, sin banderías ni exclusiones. Me enseñó a buscar lo que une y no lo que separa a las per
Llevaba tiempo detrás de este libro, apuntado en la lista de pendientes y no buscado/hallado hasta ahora. Y. como suponía, no salgo defraudado en absoluto de su lectura. Eagleton contrapone el comienzo de la crítica en el siglo XVIII con su estado actual, desarrollando a lo largo del texto una reflexión sobre los cambios que los críticos han sufrido a lo largo de más de dos siglos. El libro arranca con la cita de Alexander Pope : «A los hombres hay que enseñarlos como si no se les enseñara / Y las cosas desconocidas proponérselas como cosas olvidadas» del Essay on Criticism. (Por cierto, ni un libro en castellano en el isbn. joder) Eagleton sostiene la necesidad de la crítica hoy en día y no precisamente especializada en la literatura como ha terminado siendo. «La crítica moderna nació de una lucha contra el Estado absolutista; a menos que su futuro se defina ahora como una lucha contra el Estado burgués, pudiera no tener el más mínimo futuro.» Y eso es lo más llamativo, ya que parece
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