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Mostrando entradas de octubre, 2005

Otra boca más que alimentar

Pues eso. Y también, vía Escolar, una buena sobre bajas maternales. Y sobre los dominios "princesaleonor, infantaleonor" y demás combinaciones, hay una excelente investigación aqui.

De timos y e-basura

He recibido el correo de la fortuna nigeriana, de sobra conocido, pero ahora en su variante periodístico-iraquí. El tesoro de Sadam mola más que el de la señora de Obasanjo. La recopilacion de estos correos es más que una afición, cómo van por rachas, cómo se extienden... Una especialidad científica, vaya. El lunes, en la última mesa redonda de WebDosBeta, (habrá próximo post de esto) decía Juan Luis Hortelano de Feedburner que el correo electrónico había muerto. No sé. La imaginación de los espamers siempre irá por delante de nosotros. El texto completo del mail está en Guerra Eterna.

Harold Pinter: lectura pendiente

No voy a decir que ya había leído a Harold Pinter, antes de que le diesen el premio Nobel. Y tampoco tenía intención. Pero después de leer una cita de su obra Ashes to ashes me lo voy a plantear, por que tiene buena pinta: «Al mismo tiempo que el sonido de la sirena de la policía se iba desvaneciendo en mis oídos, yo sabía que cada vez sonaba más alto para alguna otra persona.» Lástima que haya tan poco traducido al castellano.

Que solos nos estamos quedando

Otro más. Y van... El lunes, en el estreno de una obra con poemas de Miguel de Cervantes que recita Nati Mistral -por cierto, un espectáculo alucinante por la personalidad de la Mistral, que es como un huracán-, comentamos la ausencia de Eduardo Haro Tecglen. El silencio de su columna en El País del día siguiente fue tan elocuente como un aldabonazo. Otro maestro con mayúsculas que se va. Lo conocí a cuenta de la presentación de su libro El niño republicano en un desayuno organizado por la editorial. Recuerdo su paciencia ante las interminables preguntas de algunos enviados allí sin saber siquiera quién era y por supuesto sin haber abierto el libro. Era alto y como luminoso. Ha donado su cuerpo a la ciencia y no se hará ningún acto funerario por él. Adiós don Eduardo.

Tengo el día para fiestas

Aunque Alberto Ruiz Socavón continúa amargándome la mañana –supongo que también a los demás madrileños, pero que protesten ellos, si quieren–, hoy tengo el día simpático. Asi que ahí van algunos enlaces de cosas que me han llamado la atención en los últimos días. Vía Microsiervos descubro muy interesantes aplicaciones para el lego. En otro de mis favoritos, Al abordaje, está el futuro de los buscadores. Para rematar, y pido perdón por que no sé dónde lo leí, un par de vídeos que demuestran cómo se puede manipular un tráiler. En uno, West Side Story se transforma en una película de zombies. En el otro, Titanic se convierte en un filme de terror.

Sigo esperando

Quizás lo mejor de escribir con libertad es que sólo tienes que mirar dentro de ti para saber si lo que dices tiene alguna intención oculta, es sólo un desahogo o hay una sana preocupación por el absurdo en que vivimos. Será que me hago mayor y me aburre la falta de respeto generalizada. Esto viene a cuento respecto de la falta de libertad que representa la corrección política, porque sigo esperando que alguno de los periódicos que leo digan algo sobre esto. Mientras tanto, los poderes públicos, siempre oportunos, nos deleitan con perlas como esta. La declaración de apoyo, ¿incluye también la costumbre del pañuelo? ¿En qué se diferencia ese pañuelo del hiyab? ¿Hasta dónde llegan el respeto y el silencio por las costumbres ajenas? ¿Será que la cantidad de sangre establece la corrección política? Porque también la ablación es una costumbre humana de algunas etnias y a nadie se le ocurre hacer delaraciones de apoyo de los pueblos subsaharianos. Qué pereza da este mundo en ocasiones.