La invasión

Hace unos días leí que la invasión católica había llegado al extremo de proponer el cambio de nombre de la famosa y apreciada por el orbe ferroviario estación Términi de Roma. Los aficionados al cine, la literatura y también al ferrocarril tenemos asociado ese nombre a películas, libros y al concepto ferroviario del siglo XIX imprescindible para entender el tren: el término, el final de la vía. Llegar al corazón de las ciudades separado apenas por unos topes y una pared. Ser laico en Italia es casi tan heroico como escuchar/leer a Jiménez Losantos para hacer una revista de prensa. Una iniciativa italiana pretende que no se cambie ese nombre y la estación Términi no se llama Juan Pablo II. No les dejemos solos, añadid vuestros nombres a esa iniciativa.

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