A montones

Mira que he sido respetuoso y nada he dicho de la elección, pero parece que la presión popular me obligará a tomar partido respecto de veredicto equisvi. O el papa nazinguer, que dice mi amigo Sevi. Por cierto, vuelve a la blogosfera, Sevi, te echamos de menos.
Pero se me amontonan los temas y, además, tengo que ser leal con quien me paga y esto de escribir se lleva su tiempo. Un tiempo que me han pagado para que haga otra cosa. Hablaré pues del jefe de la iglesia católica, aunque no hoy.
Hoy sólo me interesa el exquisito respeto que los medios, en general, siguen otorgándole al apellido de Jokin, el muchacho muerto en Hondarribia, víctima del acoso implacable de un grupo de hondarribitarras de su misma edad, pero de diferente sensibilidad y cultura.
No es la primera vez que lo digo, pero si nos apresuramos a poner en boca de todos cualquier apellido de víctimas, verdugos o lo que caiga, tampoco pasa nada por reconocer que el muchacho se apellidaba Ceberio y que su tío es director de un diario. La norma debería ser el uso en este caso y no la excepción.
Por cierto, Ceberio con C, no con Z.

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