No es la primera vez que el entusiasmo del fino analista literario Gaston Bachelard me contagia . Sin llegar a la erudición monumental de un Steiner, Bachelard tiene un entusiasmo y un amor por la literatura que son tan estimulantes como contagiosos, lo que no le quita ni un poquito de profundidad. En El aire y los sueños, por cierto traducido por Ernestina de Champourcín , poeta del 27, Bachelard analiza los sueños de vuelo y el papel que esto juega tanto en la imaginación como en la creación literaria, bajo la premisa de que “El hombre, como hombre, no puede vivir horizontalmente” y que las metáforas de vuelo, de elevación, son las que convierten un texto en literario. “La subida es el sentido real de la producción de imágenes, es el acto positivo de la imaginación dinámica.” Para ello, utiliza poemas y textos de Shelley, Rilke, Balzac, William Blake y Nietzsche, entre otros, buscando el sentido profundo de sus metáforas, de las conexiones entre la creación, la imaginación y la pa...